Para esta actividad decidimos retratar una chica que disfruta su soledad, que es muy creativa y artística. Vive en su mundo, no le importa el que dirán. Esto lo intentamos mostrar poniéndola en un bar donde todas las personas están vestidas en colores sobrios y haciendo cosas características de estar en un bar, a contraposición de ella que está vestida de colores llamativos realizando una actividad que rompe con la cotidianeidad del café: comer un pomelo.
En cuanto a la propuesta formal, la idea es observarla desde afuera, siendo cautivado por los pequeños detalles de su ritual vespertino. Nos interesa dilatar el tiempo en estos momentos, por ejemplo: cuando pela la fruta, cuando se prepara para dibujar, limpia la mesa, mira a su alrededor.
No buscamos generar una perspectiva en los zapatos de ella, dado que es un mundo al que no tenemos acceso, por ende, los planos oscilarán entre generales y detalles.
Como paleta de colores pensamos en vestir al personaje principal en colores llamativos
El encuadre parte de un plano general, donde la vemos a ella de cuerpo entero, pero también vemos el entorno. Esto es porque para contraponerla a ella necesitamos mostrar que es lo contrario. Por lo que vemos un entorno oscuro, apagado, desaturado y ella centrada en uno de los puntos fuertes de la regla de tercios, en color llamativo y haciendo una actividad inusual.
En cuanto al bar, buscamos uno de condiciones antiguas, estilo clásico virando a lo tradicional, para que ella resalte más con su estética y personalidad.
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